domingo, 27 de junio de 2021

Taberna Solitaria

 Hace casi un año que no escribo en estas páginas, un año que se siente como apenas unos días.


Hacía mucho que no venía a Ventormenta. Bueno, hace unos días me pasé a recoger unas cosas de la antigua sede (por suerte ya está vendida) pero apenas si tuve tiempo de ver nada. Hoy he ido al Cerdo Borracho, la primera taberna a la que entré cuando salí de Ocaso y el lugar en el que viví tantos momentos.

Me he quedado helada en cuanto he cruzado el umbral...figuradamente, ya que por estas fechas el calor hace horrible entrar a cualquier edificio.


La acogedora taberna, otrora tan concurrida, estaba desierta. Ni un alma, a excepción de sus empleados, los cuales parecían estarse paseando de un lado a otro sin saber muy bien qué hacer.

La tabernera, al ver mi cara de desconcierto, se me acercó con una sonrisa un tanto insegura, preguntándome si quería tomar o comer algo. Tardé unos segundos en responderle y negué con la cabeza, solo para asentir casi al momento.

- Perdóneme, si, tomaré algo, es que...-volví a pasear la mirada por el lugar- ¿Hay algún evento esta noche?

La mujer miró a su alrededor y suspiró, manteniendo la misma sonrisa en el rostro.

- ¿Hace mucho que no viene por aquí, verdad? -se colocó el pelo tras la oreja- Llevamos una temporada algo mala. No sabemos muy bien porqué pero, de un día para otro, es como si hubiera desaparecido todo el mundo.

- ¿Desaparecido? -pregunté, extrañada.

- Si -se encogió de hombros- alguna que otra vez entra alguien así -me señaló con la mano- con cara de medio perdido, medio despistado o asombrado. Pero...bueno, ya no es lo que era.

Asentí de forma amable y me dispuse a pedirle algo de tomar cuando, de pronto, un enano pasó entre ambas con paso decidido. Ambas nos lo quedamos mirando como si de una aparición se tratara, y dado el estado de la taberna, bien podría haberlo sido.

Sacudí un poco la cabeza y caminé hacia la barra.



Tras pedir un café para sobrellevar mejor la noche, entable una pequeña conversación con el enano, que al parecer se disponía a ir a Forjatiniebla, en las profundidades de la Montaña Roca Negra. Se denominó a si mismo como un Maldito Roca Negra.

Me echó veinte años, así que ya solo por eso me cayó bien.



jueves, 27 de agosto de 2020

Empezando el Viaje

 Aunque tenía ganas de partir cuanto antes, las cosas nunca salen como uno las planea, y finalmente tuve que posponer mi viaje varios días más...


Aunque cuando finalmente pude irme, tuve que dedicar todo el día a encargarme de ciertos asuntos. Por fin llegó el momento de partir, y con él la necesidad de aprovisionarme. No de alimentos, ya que el viaje no era tan largo y llevaba ya algo encima, sino de algunas cosas que no podría encontrar en cualquier parte.
Mientras paseaba por las calles de Ventormenta pensaba en todo el tiempo que había pasado allí en los últimos años ¿Realmente me gustaba la empedrada ciudad, tan blanca y pura?¿Por qué elegí ir allí cuando salí de Ocaso y no a cualquier otra?¿Cómo sería de distinta mi vida ahora si me hubiera decantado por Forjaz?



En cuanto llegué a los establos del Casco Antiguo supe que retrasar el viaje había merecido la pena.
El caballo que me habían conseguido era impresionante; robusto, resistente, grande y equipado para largos viajes. El precio...bueno, ya no tengo ahorros y voy con lo estrictamente justo para no morir de hambre unos días, pero siento que ha merecido la pena. Se acabó lo de andar alquilando caballos cada vez que necesite una montura. Pienso que la inversión ha merecido la pena, sobre todo si quiero...desandar el camino.


La calzada estaba tranquila y la noche portaba un frescor agradable. Paré para descansar antes de llegar a la Torre de Azora. Hice un pequeño fuego, con yesca y pedernal, y me senté un rato a tomar agua mientras disfrutaba del calor de la pequeña hoguera.
¿Hace cuánto que no hacía algo tan cotidiano como encender fuego sin usar magia? ¿Cómo podían haber cambiado tanto mis costumbres?
No se si intentaré volver a lo de antes, si retomaré lo que estaba haciendo hace poco o si intentaré encontrar un término medio, pero espero saberlo para cuando termine este viaje.



Tras haber descansado volví a emprender el rumbo hacia Bosque del Ocaso. Había realizado ese camino mil veces durante los últimos años, pero de algún modo, esta vez se sentía diferente.
La pequeña parada me sirvió para confirmar que la montura, si bien se había puesto algo nerviosa la primera vez que la monté, se estaba comportando de forma tranquila, tanto cuando la amarré al tronco de un pequeño árbol como cuando volví a montarme para continuar el viaje.
Sigo pensando que ha sido una buena compra, aunque es cierto que cada tanto se revuelve un poco, supongo que con el tiempo terminará por adaptarse.
La encargada de los establos me aseguró que era de las mejores monturas que había conseguido, y por el precio al que me la vendió, espero que sea así.
Apreté un poco el paso cuando me acerqué a la frontera de Crestagrana, aprovechando de también para comprobar un poco la resistencia del caballo.


Poco a poco el bosque empezó a ser más tupido tras cruzar el puente del río, los árboles más oscuros, el ambiente más opresivo. Extraños sonidos se escuchaban tras los matorrales aquí y allá, y en la distancia, rodeadas de oscuridad, se percibían atisbos de luces tenues. Una cálida sensación de estar en casa comenzó a invadirme.


Pasé de largo Villa Oscura. No era un lugar en el que me hubiera sentido bienvenida nunca, aunque tampoco podía culparlos. Ya dejaría en la posada la carta para "La Rubia" mañana. Ahora lo importante era regresar a casa...al lugar que siempre sería mi hogar por mucho que me alejara y por muy malos recuerdos que tuviera.


Al acercarme vi la pequeña y destartalada mesa junto a la puerta, con el banco caído y destrozado al lado. Casi podía ver a mi Abuela separando las hojas y tallos de las hierbas que había recolectado. Pronuncié unas palabras en tono bajo apoyando la palma en la madera, y cuando sentí que el encantamiento cedía, saqué la pesada llave y la hice girar en la cerradura, entrando.
El aire estaba viciado, hacía mucho que no volvía. Tomé las herramientas de la chimenea y encendí un brillante fuego. 
Dediqué varias horas a limpiar el polvo de la pequeña estancia, tirar la comida podrida y, finalmente, revisar que nada de lo que allí se encontraba fuera algo que no quisiera que "La Rubia" descubriera.


No me entusiasmaba precisamente la idea de que alguien se quedara en mi casa, ni si quiera ella. Pero ¿qué podía hacer? Después de todo, la idea de vender todas las propiedades había sido mía, lo menos que podía hacer era ofrecerle un techo mientras todo se quedaba en orden.
Me senté en la mesa de madera con un suspiro de cansancio, y sacando la carpeta de la compañía de la mochila me dispuse a analizar las opciones de compra que había reunido aprovechando los días de retraso del viaje.
Necesitaba ponerlo todo en marcha tan rápido como fuera posible. Lo primero era deshacerme de esa ruina de edificio, venderlo a un precio tan alto como pudiera, que no sería mucho. Después irían las casas, esas si que podría venderlas por un buen pellizco, aunque claro, la localización no era la mejor.
Y por último necesitaba decidir qué comprar. En los papeles que había rellenado tenía varias opciones, tanto para comprar sobre plano como de lugares ya construidos. También tenía varios presupuestos de construcción. Me tocaría echar cuentas durante largo rato hasta decidir qué era lo mejor para la Compañía. Aunque ya empezaba a temer que necesitaría pedir un préstamo de todas formas...


Tras varias horas revisando papeles terminé con dolor de cabeza. Cerré la carpeta, la metí en la mochila y me senté en la silla junto a la ventana. Suspiré al ver la habitación. "La Rubia" no iba a estar demasiado cómoda, pero esperaba que pronto pudiera encontrar algo mejor.
Fuera como fuera, mañana tendría que dejarle indicaciones en la posada para que pudiera entrar en la casa y tuviera cuidado con el bosque.
Espero no equivocarme al haberle ofrecido mi hogar.

domingo, 23 de agosto de 2020

Preparando la marcha

 Agosto, 2020

Llevo demasiado tiempo desconectada de todo, enfrascada en un drama tras otro, y creo que ya es hora de encauzar mi camino.

Me limité a seguir entrenando, estudiando, aprendiendo a ser más fuerte, pero meter bajo la alfombra todo lo que sentía por la matanza en la que me vi involucrada, fuera por las razones que fuera, no cambia el hecho de que aún no he pasado página de todo aquello, y quizás nunca lo haga.

"La Rubia" tiene razón, no puedo seguir los consejos de "El Elfo", o al menos no ahora mismo. No se qué es lo que busca para ayudarme, si es que realmente quiere eso, pero parece demasiado ansioso porque siga el camino que él cree mejor para mi. Y ni si quiera yo misma se qué camino es ese.

Siempre me he dictado por lo que me han dicho otros, por cómo otros me han dicho que debía vivir. Primero mi "Abuela", luego mi "Maestro"...e incluso cuando salí de Ocaso buscando un poco de vida por mi cuenta, puede que todo lo que hice fuera movido solo por aquellos que me habían guiado antes.

Así pues, he tomado la decisión de intentar encontrar mi propio camino, y he llegado a la conclusión de que para eso tengo que volver al principio. Al momento en que salí de Ocaso descuidada pero con ganas de vivir, vivir de verdad, fuera por el tiempo que fuera. Realicé mi primer viaje sola y sin apenas usar magia, llevando una ropa sencilla, provisiones en mi vieja mochila y un diario en el que ir anotando mis andanzas. Y eso es lo que pienso hacer ahora, intentar realizar el mismo viaje y ver los lugares que vi hace tanto, y quizás algunos nuevos.

Para empezar, ya he vuelto a Ventormenta. Ahora mismo me encuentro sentada frente a la puerta de mi primera parada, "El Cordero Degollado", donde espero a que me preparen las provisiones que llevaré mañana cuando salga. A mi derecha tengo un grupo conformado por dos humanos y una gnoma...muy extraña. A la humana la conozco, aunque no recuerdo de qué, y la gnoma ¡Es en parte mecánica!.

Retomo la página ahora sentada en el suelo frente a la chimenea de mi habitación en la posada. Al final la noche ha salido interesante, y puede que productiva...

Frente a la taberna encontré a un viejo conocido. Eh...no recuerdo cómo lo llamaba, pero lo renombraré con "El Coletas". Aunque me suena que el mote que le puse tenía algo que ver con todas las peleas en las que acababa metido siempre. Fue agradable ver una cara conocida, solo estuve unas horas por Ventormenta, pero apenas vi a nadie que me sonara.

Al final nos quedamos hablando con la gnoma, o bueno, la mecagnoma, nos habló de que hace unos meses encontraron su tierra, Mecandria. Al final acabé yendo con ella y hablando de muchas cosas. Según ella puede visitarse esa zona, así que tal vez la incluya en mi viaje. Aunque claro, quiero viajar por métodos tradicionales, por lo que no se cuánto tardaría en llegar.

Al final los temas derivaron, como suele ser, en la compañía. Puede que le encargue alguna cosa o dos para mejorarla.

La compañía...otra de las cosas que quiero enderezar. Pensé en abandonarla, muchas veces, pero me he dado cuenta de que realmente es algo que me gusta hacer, además, tengo que vivir de alguna cosa, y aunque ahora no da mucho, espero cambiar eso.

Para empezar tengo que ver qué hacer con la ruinosa sede que compramos hace tanto. El terreno es bueno pero el edificio se sigue cayendo a pedazos, y desde el ataque de la Legión hemos tenido que parar tanto las obras como el mantenimiento, y claro, eso se nota.

Según los últimos informes, porque hace mucho que no paso por allí, las humedades son incontrolables, la torre circular se ha desplomado casi en su totalidad y lo que habíamos dejado a medio reparar está peor que antes.

Mañana espero pasarme por allí y echar un vistazo a fondo antes de emprender mi viaje, el cual no se si deba retrasar un poco, porque sigo sin encontrar una montura adecuada.

En fin, no se lo que me depare todo esto que planeo hacer, pero espero que a finales de año tenga claro qué camino debo tomar, pero sobre todo, llegar a entender de verdad que es lo que yo, Acoremi, quiero hacer de verdad.

martes, 10 de abril de 2018

Adiós a un Compañero!

Marzo, 2018

Definitivamente, hay días en los que es mejor no despertarse...


Seguimos con el viaje tras decidir que iríamos a la Torre de la Luz. Primero porque en sus mentes eso significaba algo bueno, y segundo porque "El Paladín joven" parecía obsesionado con la idea.
Avanzamos por el camino, observando el lugar, que en cierto modo tenía unas vistas bastante hermosas.
Por si no tuviera bastante con la idea que ya tenía solo por el nombre, antes de acceder a la torre atravesamos un arco gigantesco, con dos estatuas, y del que se desprendía el maravilloso poder de la luz.


Lo crucé tan rápido como pude y continuamos por el sendero, hasta llegar finalmente a nuestro destino.
Pero una vez allí..."El Paladín Joven" parecía estar poseído por alguna oscura fuerza, creemos que a raíz de su desaparición cuando llegamos al primer poblado. Algo lo atacó, aunque no sabemos qué, pero cabe suponer que en ese ataque fue cuando acabó "infectado".
Se transformó en un extraño ser lleno de oscuridad.


Luchamos contra él, intentando no matarlo en el proceso...al menos casi todos, pero era demasiado fuerte.
"La Rubia" arremetió con fuerza, así como "El Pistolero", "La Periodista" y "El Señor Arrepentido", como lo llamaré ahora. En un momento dado, la gnoma dijo que las paredes de la torre desprendían luz, y que lo más sensato sería pegarlo a ellas, intentando así purificarlo.
Esperé a ver si alguno lo hacía, pero tras ver cómo atacaba a mis compañeros, terminé por lanzarme. Corrí hacia él y logré empujarlo con fuerza contra el luminoso muro...con las consecuencias que eso tuvo.


Según me contaron luego de que pasara todo, "El Paladín Joven" no logró sobrevivir, pero tuvo la oportunidad de despedirse de todos nosotros, así como de dejarnos un recuerdo de su parte.
El custodio de esa torre, arrepentido en teoría por los errores del pasado, la desactivó voluntariamente, dejándonos así con solo dos torres más que desactivar.

domingo, 1 de abril de 2018

El Árbol de las Verdades!

Marzo, 2018

Protegidos, al menos físicamente...


Nos pusimos las armaduras que nos diera el custodio de la Torre de Luz, antes de desactivarla, y seguimos avanzando. Manteníamos el mismo estado de ayuno sin sentir hambre, algo bastante perturbador, la verdad, pero dado nuestro cansancio mental, todos parecíamos ansiosos por lograr salir de una dichosa vez de esa isla.
No es que la perspectiva de avisar a todas las familias de los tripulantes muertos me atrajera demasiado, pero permanecer atrapada en una isla desconocida es casi peor.


Fuimos a ver a Ortiga, quien nos pidió que le lleváramos una serie de ingredientes para intentar salvar a una de las habitantes de la isla que quedaban fuera de la cúpula de la ciudad.
Uno de los ingredientes era...un puñado de pétalos, veinte, en concreto, pertenecientes a un árbol muy especial.
En él moraba una criatura que siempre decía la verdad, pero eso no significaba que no ocultara las verdades que le convenían.
No voy a explayarme aquí, solo diré que parecía conocer todos los rincones de nuestra mente. Nos atacó con intimidades, secretos y demás cosas que hicieron que el grupo simplemente explotara.
Una de las cosas que me dijo, y que quiero investigar a fondo, fue que la "Estrella Oscura" me ayudaría a alterar ese futuro que tanto me angustia.
Pero, resumiendo mucho, digamos que le pedí al grupo que me dejara a solas con el ser, no quisieron, exploté, explotamos todos y...bueno, me marché.
Salí corriendo de allí porque, en ese momento, sentía que o corría o terminaría haciendo algo de lo cual me terminaría arrepintiendo.
Y ahí empezó de nuevo mi declive mental...

Relatos del pasado!

Marzo, 2018

A veces las ganas de huir agobian más que los propios problemas...


Tras ir a la playa en busca de soledad, "La Rubia" fue a mi encuentro, intentando que volviera con ella.
Intenté ser amable, pero me sentía demasiado agotada mentalmente como para corresponder a sus sonrisas, aunque se que debería haberlo hecho.
Una vez de vuelta en el pueblo, no se cómo, pero terminé volviendo a caer...supongo que a estas alturas debería estar acostumbrada...



Al día siguiente, decidimos que era momento de emprender la marcha. Salimos al exterior y...la voz de nuestro Timonel, el mismo que había desaparecido, nos sorprendió. Pero no salía del mismo hombre que una vez conocimos, sino del interior de una bestia alada que parecía ser capaz de emular las voces de sus presas para atraer a nuevas víctimas.
Logramos inmovilizarlo, aunque por alguna razón "La Periodista" y "El Paladín Joven" querían mantenerlo con vida. tras un bocado a este último, la bestia encontró su fin.
Nos fuimos de allí tan rápido como pudimos, luego de curar a los heridos, pero en nuestro camino nos topamos con un puente derruido por el que no podíamos pasar.
Cuando empezábamos a plantearnos ideas poco ortodoxas para cruzar, una encapuchada nos pidió que la siguiéramos.
Se hacía llamar Ari, una semielfa que nos llevó hasta su refugio, y de allí a la casa de un no muerto conocido como "Ortiga", quien nos relató parte de la historia de la isla.


Parece ser que los hijos del "Salvador", el líder del lugar, se pelearon entre si, creando una guerra que duró mucho tiempo y acabó con muchas vidas.
Nos habló de su grupo, con el que servía a una maga que a su vez estaba bajo las órdenes del líder.



En una gran batalla, todo su grupo murió a manos de uno de los hijos del salvador, el cual creó a la primera criatura alada (como la que habíamos encontrado) a partir de uno de sus compañeros.
A nuestro narrador, lo  maldijo haciendo que la carne se desprendiera de sus huesos pero sin dejar que muriera. Y a la gnoma que lo acompañaba la convirtió en el primer Cuervo, seres creados para servir al líder.


Tras contarnos el relato, y luego de explicarnos que debíamos destruir las tres torres, una por cada hijo, si queríamos salir de la isla, Ari nos llevó al pueblo abandonado que estaba cerca de allí, para que pudiéramos  descansar hasta el día siguiente.

miércoles, 21 de marzo de 2018

Isla Misteriosa

Marzo, 2018

Nada como una angustiosa noche de agotamiento sin poder dormir para mantener las ideas claras...


Claramente, cuando zarpamos desde Ventormenta rumbo a Silithus, la idea no era terminar varados en una isla en medio de la nada.
El viaje iba según lo planeado, llevábamos varios días en alta mar y, aunque el tiempo no acompañaba, el viento se mantuvo a nuestro favor la mayor parte del tiempo.
Pero todo cambió en cuanto el vigía divisó tierra, y con ella, los navíos...
Aparentemente eran de la Horda, pero nunca se sabe.
Resumiendo un poco, el ataque no fue demasiado bien. El barco sufrió numerosos daños (y los que le quedaban), pero cuando todo parecía perdido, una extraña fuerza se sintió en el ambiente y los barcos dejaron de atacarnos para seguirse bombardeando entre ellos.
La "Gnoma Periodista" empezó a entrar en crisis, agobiándose por la pérdida de su supuesta primicia, sin la cual, por cierto, no cobraríamos. Así que en un momento de desesperación, accedí a bajar un bote del barco y utilizarlo para acercarnos a la costa al amparo de la noche...con una lucha entre navíos no muy lejos. Lo se, era una locura, pero los viajes salen caros y realmente necesitábamos el dinero...
Acortando la locura, como era de esperar, nos vieron, nos atacaron y en el último momento trasladé a Yara y a Caín al barco, utilizando lo que había tomado de mi mochila previamente.
Acabé con la "Gnoma Periodista" tirada en la playa y con mi armadura y botas en a saber dónde. Averiguamos un par de cosas, obtuvo sus fotos, sus muestras...y nos encontró la Horda. Pude trasladar las muestras a la playa donde aparecimos, pero tras eso perdí el conocimiento. Agotamiento más fiebre nunca combinan bien.


Tras eso solo recuerdo fragmentos de viajar en un barco de la Horda y sufrir un naufragio.
Cuando desperté, estaba tirada nuevamente en una playa, solo que esta vez "El Pistolero" me daba una especie de poción extraña, mientras "La Rubia" sujetaba mi cabeza con cuidado y otros más me rodeaban.


El timonel, el único superviviente a parte de nosotros, se adelantó subiendo por el camino que salía de la playa. Lo último que supimos de él fueron sus gritos antes de desaparecer...
Encontramos el cadáver de un orco, lleno de mariposas y con extrañas cosas rojizas saliendo de él, en nuestro camino al poblado donde nos encontramos ahora.


Yo...no se cómo lo hago, pero siempre que creo haber tomado una decisión sobre eso, de algún modo termino reculando...me pregunto si alguna vez terminaré cediendo...
De todos modos, la noche estuvo tranquila, dentro de lo que cabe. Esperemos que hoy las cosas sigan en calma y podamos hallar el modo de salir de esta isla...